Sería hermoso si se recitar el Santo Rosario juntos en familia, con los amigos, en la parroquia. Aprendamos a rezar más en familia y como familia. Recitando el Avemaría, se nos conduce a contemplar los misterios de Jesús, a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como María y San José, Él sea el centro de nuestras atenciones y acciones (1–5–2013)